La meta del 14 de mayo está cerca. Quedan sólo 48 días para las elecciones en las que se renovarán todos los cargos electivos provinciales. Con la campaña en marcha, el oficialismo y la oposición dan las últimas puntadas a las candidaturas para legisladores, comisionados comunales, intendentes y concejales. Hablar de postulaciones es hablar de acoples, los protagonistas del sistema electoral que genera tantas críticas como halagos, dependiendo de la vereda política en la que uno se pare. Por el adelanto de la fecha de elecciones y por distintos motivos políticos, la campaña en general recién comienza a ser visible y para la mayoría de los aspirantes resultará corta.
El justicialismo corrió con ventaja a la hora de la definición de la fórmula para la gobernación y, por lo tanto, de los armados. Por debajo de Juan Manzur y Osvaldo Jaldo, sin embargo, se siguen cociendo habas. Muchos peronistas tardaron en lanzarse porque hubo decisiones que no se tomaron hasta tanto el gobernador volvió a la provincia. Estuvieron más adelantados, pero algunas fichas siguen moviéndose en el tablero.
En el sector mayoritario de la oposición, Juntos por el Cambio (JxC), la situación fue más álgida para la dirigencia. El acuerdo entre Roberto Sánchez y Germán Alfaro no lleva ni 15 días. A los tropezones, en este tiempo se armaron y desarmaron opciones. Sanchistas y alfaristas avanzan a contrarreloj en la confección de las nóminas.
El resto de los espacios representativos (tomando como referencia los comicios nacionales de 2021) optaron por no emplear colectoras. Tanto por limitaciones en materia de referentes y de dinero y como para no dispersar sus votos, Fuerza Republicana, el Frente Amplio por Tucumán y el Frente de Izquierda irán con listas únicas.
De acoples y acoplados
El sistema cumple 16 años y la próxima será la quinta contienda en la que se empleará. De manera inédita, el mecanismo fue incluido en la Constitución, a partir de la reforma impulsada por el alperovichismo en 2006. Dentro de las bases del régimen electoral, el texto consigna que los partidos y frentes provinciales podrán celebrar acuerdos para apoyar a un único candidato a gobernador-vicegobernador y/o intendente. La modalidad implica que los votos de los distintos listados acoplados para legisladores y concejales sumarán todos los sufragios para la misma fórmula o postulante para las jefaturas municipales. Las alianzas, ergo, no tienen motivos ideológicos, sino que buscan sólo concentrar mayor volumen de votos para las categorías ejecutivas.
¿Por qué se dio el cambio? Desde 1991 hasta 2003 los tucumanos habían votado mediante la modalidad de sublemas, el antecedente de los acoples. En 2006, en el contexto de la interna entre el alperovichismo y el jurismo, la Ley que establecía ese modelo había sido derogada. Según las crónicas de esos años, la proliferación de candidatos parecía incontrolable y generaba críticas ¿Por qué se impulsó el cambio hacia las colectoras? Por motivos políticos. Quienes ocupaban los pasillos palaciegos en aquel momento, recuerdan que la coyuntura en el Ejecutivo fue clave. A los ojos de un sector de la Casa de Gobierno, ubicado en el Ministerio de Gobierno, los sublemas habían determinado que los legisladores concentraran mucho poder, sobre todo territorial. Apuntan que los ideólogos de las modificaciones habrían sido Edmundo Jiménez y Marcelo Caponio. Entre los más resistentes estuvo el entonces funcionario del Interior, Sergio Mansilla. Los memoriosos explican que los acoples significaron invertir esa situación de poderío y trasladarlo a los intendentes, que pasaron a ser los referentes zonales. Los legisladores fueron excluidos de la posibilidad de tener acoples.
A esto se añade un aspecto fundamental de entonces: José Alperovich era de origen extrapartidario y cuando arribó al PJ, otros ex radicales y ex bussistas llegaron con él y pudieron acoplarse. Alperovich arrasó en las urnas en el debut en 2007 y los intendentes se beneficiaron sustancialmente.
Al estar en la Carta Magna, cambiar el sistema es sumamente engorroso. Hubo varios intentos. En 2011 y 2015, por ejemplo, se impulsó una idea para que los parlamentarios pudieran tener acoples. Se denominó “voto boligoma”, pero no prosperó porque la Justicia intervino por planteos de la oposición.
Más allá de que oficialmente se argumente de que el acople permite la participación de más dirigentes, fue diseñado especialmente para mantener al oficialismo en la Casa de Gobierno y las intendencias.
El plan en el PJ
Manzur y Jaldo bajaron una línea: hay que sumar la mayor cantidad de votos para la fórmula. La unidad es la bandera que ambos levantaron porque no hay lugar para correr riesgos, dicen en sus entornos. La difícil situación del Frente de Todos nacional hizo que ganar sea una necesidad. La posibilidad de que haya en la Nación una gestión de otro signo abruma al justicialismo local y lo obliga a abroquelarse. Por ello, se liberó la participación de todos los que pretendan ser postulantes, sobre todo, en los municipios y las comunas.
Los líderes del PJ comenzaron a trabajar meses antes de las definiciones para poner operativos y dejar a punto todos los partidos posibles, para ofrecerlos a quienes lo necesitaran para acoplarse luego a la fórmula.
Cuentan en las distintas líneas peronistas que se dio libertad de acción para los armados y que las cabezas intervinieron sólo cuando se les pidió o para neutralizar alguna que otra trifulca territorial.
Abrir el juego todo lo posible es una estrategia en la que, asumen en el PJ, todos ganan, pero a la vez muchos también pierden. La prioridad es el bien mayor: mantener el Ejecutivo. La posibilidad del fracaso está reservada para la dirigencia, porque tiene que someterse a fuertes y desgastantes internas comarcanas. La garantía que ofrece la dupla es que los heridos serán contenidos en el Ejecutivo.
Otra arista de la proliferación de candidatos es que los votos se dispersan demasiado y alcanzar los pisos se vuelve difícil. En los municipios más grandes, por ejemplo, los candidatos del PJ con más posibilidades llevarán en promedio entre 25 y 40 acoples de concejales.
En cuanto a la Legislatura, las alianzas fueron complejas. En 2019, los pisos de votos en la Cámara fueron difíciles de alcanzar. Hay dirigentes que optaron ahora por ir con sus espacios en soledad porque no quisieron arriesgarse a ir en segundos y terceros en nóminas combinadas.
¿Qué se tiene en cuenta a la hora de armar? Según los dirigentes, pesan la estructura territorial y dirigencial; tener cargos ejecutivos o legislativos; los votos en elecciones anteriores; contar con buenos números en encuestas y los recursos que aporten para el día de la elección.
En el Este, el oficialismo tendrá tres grandes listas. La oficial es la que encabeza Jorge Leal y que reúne a institucionales. El acople jaldista más grande es Tucumán para la Victoria, que encabeza Darío Monteros y que también reúne a intendentes y legisladores. Hay un tercero, que encabeza Tomás Cobos. En el Oeste, el PJ llega más atomizado. La oficial lleva a Sergio Mansilla y Javier Noguera. El armado jaldista tiene a la cabeza a Regino Amado y Francisco Serra. Se suman otras nóminas como la del acuerdo entre los intendentes Carlos Najar y Carlos Gallia; la de los Mellizos Orellana; la de Regino Racedo y la de Roque Alvarez y Raúl Ferrazzano, entre otras.
En la Capital, la lista oficial está encabezada por Pablo Yedlin para legislador y Ernesto Nagle para el cuerpo vecinal. Hay más de una docena de acoples del oficialismo. La mayoría incluyen una o, a lo sumo, dos estructuras. Son los casos de nóminas como las que encabezan Carolina Vargas, Carlos Assán o Gerónimo Vargas.
Hay otras en las que confluyen más vertientes. Entre las más numerosas están la de Tucumán para la Victoria, que tiene una base jaldista liderada por Tulio Caponio, pero que sumó representantes manzuristas. Curiosamente, se mezclan apellidos de trayectoria como el de Fernando Juri y Sara Alperovich. También está el armado Activar, de Carlos Cisneros, que tiene representantes de diversos ministerios y gremios. Se añade el de Cristian Rodríguez, que sumó a varios ex concejales.
En JXC
En Juntos por el Cambio las decisiones apremian. El sanchismo y el alfarismo trabajan por separado en sus acoples. Reniegan del sistema, pero reconocen que deben emplearlo para tratar de estar en igualdad de condiciones con el justicialismo. Los representantes de mayor experiencia lamentaron que siga vigente y distintas voces coinciden en que propició la crisis de representatividad; que los partidos sean sellos vacíos sin vida institucional y que se alquilen; que tienden a mantener el statu quo en el poder y que encarezcan la actividad por la alta competencia. “Alperovich armó un sistema piramidal,perverso, donde todos se matan abajo y suman sólo para uno”, resumió un referente radical de trayectoria.
Una de las novedades en el frente es que estaban en conversaciones para intentar agrupar armados y así evitar la dispersión, sobre todo en el Este y el Oeste. Por el Oeste, las listas principales serán las de Rodolfo Ocaranza-Lisandro Argiró por el alfarismo y la de Mariano Campero, por el sanchismo. Se espera que se sume en esa sección la alternativa de Ariel García. En el Este, al conjunto mixto que conformaron Rolando Alfaro-Sebastián Salazar se sumarán el del alfarista Héctor Argañaraz y el del radical Alfredo Neme Scheij.
En la sección Capital restan definiciones y las conversaciones fueron un poco más complejas en las dos facciones. En ambos espacios hay quienes lamentan que los lineamientos no sean claros. Calculan que habrá entre 10 y 12 colectoras en San Miguel de Tucumán. Por el sanchismo, ya está lanzado el grupo de Silvia Elías y José María Canelada, que quedaría así. También anunció su postulación Agustín Romano Norri (para legislador) que irá con su hermano Federico (para concejal). José Cano se encaminaba en los últimos días a conformar una lista con radicales puros, sólo por mencionar algunos.
En las huestes del intendente, hay algunas precisiones más. El candidato a vice efectuó sugerencias a sus dirigentes, pero también admitió las decisiones de quienes construyeron por separado. Entre quienes encabezarán para el Poder Legislativo estarán Claudio Viña, Alfredo Toscano, Enrique Pedicone y Walter Berarducci, entre otros.
Falta que miembros de otros partidos y dirigentes definan sus participaciones. Las nóminas, por lo tanto, podrían cambiar en estos días. La meta del 14 de mayo está cerca y la única certeza es que el sistema de acoples seguirá siendo protagonista.